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Fueron bastante creativos ya que aparentaron ser profesores y simularon una catedra, creo que se llamaba “Introducción al Plancton”, la cual era un mechoneo y nos tuvieron en clases como tres semanas. Los profes eran Alejandro Aron, el hermano de Eduardo, entre otros. Nosotros mechones, ingenuos caímos en la broma, pero fue de las buenas, ya que la costumbre era tirar a los mechones a la Laguna de los Patos en el campus, y esta generación que ingresó en 1971/2 fue creativa, además, vivió en golpe militar en campus de la Universidad de Concepción.
Luego Eduardo y su esposa Marcela Ávila, con los “tuyos, los míos y los nuestros”, se vinieron al sur, a continuar con la formación de familia y trabajar intensamente en sus carreras profesionales.
Compartí varias veces con Eduardo escribiendo proyectos, conversando, y teníamos empatía el uno al otro, pero además con Marcela compartimos un buen proyecto de investigación.
Además, fuimos vecinos, amigos, y colegas, de hecho, me invitó como coautor con otros investigadores a escribir un paper relacionado con manejo y sustentabilidad de la almeja;
Bustos, E., Robotham, H., Rodríguez, G., Ther-Ríos, F., Muñoz, J., Andrade, L., Barahona, N., & Clement, A. (2022). Indicators for the determination of the status and trends of king’s littleneck clam fishery (Ameghinomya antiqua, P.P. King, 1832) in Los Lagos Region, Chile: An integral sustainable approach. Marine Policy, 143. https://doi.org/10.1016/j.marpol.2022.105128
Lo extrañaremos mucho, ya que era una persona dinámica, presente e interesante, y claramente nos faltó compartir un poco más. Todo nuestro cariño, solidaridad para Marcela y familia. Grande Eduardo.
Alejandro Clément, Sonia y familia y también el equipo de personas de Plancton Andino.